Qué hacer y qué no para conseguir el éxito escolar de los hijos

Los alumnos cuyos padre son más controladores presentan peores resultados escolares mientras que los más comunicativos logran los mejores

La forma que tienen las familias de implicarse en los estudios de sus hijos puede ser más o menos beneficiosa para sus calificaciones e incluso para la equidad del centro, y entre aquellos padres y madres menos controladores y más comunicativos parece encontrarse la receta para el éxito escolar.

Y es que «en la implicación familiar no todo vale y no siempre más es mejor», destaca a Efe el profesor del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de Oviedo, Rubén Fernández Alonso, uno de los autores del estudio «La implicación familiar en la educación: una herramienta de cambio«.

Se trata de un trabajo dado a conocer este martes por el Observatorio Social de La Caixa y que se ha basado en los datos de la Evaluación General de Diagnóstico llevada a cabo por el Ministerio de Educación con la participación de 26.543 estudiantes de segundo de la ESO escolarizados en 933 centros.

En el estudio también se ha reconocido que las madres están más implicadas que los padres en la comunicación con sus hijos: el 82 % de las madres se interesan habitualmente por cómo les ha ido en clase frente al 66 % de los padres con la misma actitud.

Los expertos han dividido los centros en cuatro grupos, siendo los que tienen familias más controladoras y más comunicativas y los que cuentan con familias menos controladoras y menos comunicativas las más habituales, ya que suman los mayores porcentajes, 34 % y 33 %, respectivamente.

Los centros con familias más controladoras y menos comunicativas representan el 14 % y aquellos en las que el estudio concluye que se obtienen mejores resultados, es decir, las menos controladoras y más comunicativas, son el 19 %.

¿Qué es una familia comunicativa y qué es una familia controladora?

Las comunicativas pasan por mantener con sus hijos conversaciones sobre el colegio para tratar técnicas y hábitos de estudio, relaciones personales en el aula y motivación hacia el estudio.

Las controladoras serían aquellas en las que los progenitores centran sus interacciones en la ayuda, la supervisión y el control de los deberes escolares y con frecuencia se implican directamente en su realización.

De este modo, Fernández Alonso distingue entre las familias que preguntan a sus hijos cómo te ha ido en clase, qué tal te ha salido el examen o cómo te llevas con tus compañeros, pero sin caer en un control excesivo y dejando mayor autonomía al menor para su desarrollo personal, y aquellas más preocupadas porque los deberes se hagan e incluso haciendo las tareas con ellos.

«Un perfil de padres demasiado intervencionistas posiblemente quite oportunidades de crecimiento y de autonomía del alumno«, apunta este experto, que afirma: »es mejor el cómo nos comunicamos y cómo dejamos que los hijos vayan afrontando las dificultades«.

No obstante, reconoce que a veces ese perfil intervencionista lo provoca el propio centro cuando los padres acuden y el tutor o profesor les dice que su hijo no trae hecha la tarea o que la lleva mal resuelta.

Fernández Alonso subraya que en el estudio (lo firman también los profesores Marcelino Cuesta y Pamela Woitschach, de la Universidad de Oviedo, y Marcos Álvarez-Díaz, de la Consejería de Educación y Cultura de Asturias) han detectado un dato que no esperaban y es el efecto de la implicación familiar en el centro.

Así, en los centros en donde «el grupo de familias tiende a ser mayoritariamente controladoras, no solo hay peores resultados, sino que hemos encontrado mayores diferencias entre los resultados de los estudiantes, hay más inequidad entre alumnos«, comenta. Por el contrario, »en centros con perfiles más comunicativos las diferencias entre alumnos son mas pequeñas y los resultados son más equitativos«.

En concreto, los centros cuyas familias tienen un estilo más comunicativo obtienen 20 puntos de diferencia en equidad con respecto a los centros con familias controladoras. «Es una evidencia en la que hay que seguir estudiando», comenta Fernández Alonso, que aboga por trabajar en los centros con la formación e información de los padres, por ejemplo entrenar a las familias en cómo enfrentarse a las dificultades de los hijos.

https://www.lasprovincias.es/sociedad/educacion/como-conseguir-exito-escolar-hijos-20190430141304-nt.html

«Familias y docentes son los dos pilares que equilibran el crecimiento y la educación de los niños»

Diego Tellez, Maestro de Educación Primaria hablará el 25 de mayo en Alicante sobre un proyecto de Gestionando Hijos y Fundacion SM

Redacción 28.04.2019 | 04:15

«Somos un equipo. Un padre criticando a un profesor es tan absurdo como el aficionado que silba a su propio portero» decía siempre que se le preguntaba sobre su relación con los profesores el gran Carles Capdevila. Y de esta idea surgió El mejor colegio del mundo, un proyecto de Gestionando hijos y Fundación SM que busca propiciar la buena relación entre madres, padres y docentes como garantía del éxito educativo.

De este tema se hablará en el evento del mismo nombre que se celebrará el próximo 25 de mayo en el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA). El encargado de hacerlo será Diego Tellez, Maestro de Educación Primaria y especialista en innovación educativa.

– Muchas ocasiones existe una relación tirante entre docentes y padres. ¿Tú también tienes esa impresión?

De entrada, no creo que esto sea realmente un problema generalizado. Depende de muchos factores y no debemos crear una alarma social donde no la hay. Obviamente, los docentes tenemos innumerables encuentros con familias de características muy diversas, y es relativamente normal que surjan desencuentros de vez en cuando. Al final, el alumno es nuestra prioridad y deberíamos ser capaces de crear relaciones de confianza y respeto, de las que seguro se van a beneficiar los niños y jóvenes que llenan nuestras aulas.

La tirantez suele surgir cuando no existe una comunicación suficiente como para que todos podamos acompañar con éxito el desarrollo integral del alumno. Cada cual en su rol, familias y docentes son dos pilares fundamentales que equilibran el crecimiento y la educación de los niños. Si alguno falla o se crean grietas, ese equilibrio se resiente y termina repercutiendo en el alumno.

– ¿Hasta qué punto puede perjudicar esta mala relación a los alumnos?

Sin duda, les perjudica. Los niños no son ajenos a lo que ocurre entre los adultos. Al contrario, son especialmente sensibles a los enfrentamientos y discusiones que surgen entre nosotros, especialmente si ellos son el centro de nuestras diferencias.

Al igual que con las familias u otros seres queridos, los niños establecen vínculos de apego con sus maestros. Cuando estos vínculos se ven dañados, repercute en la seguridad y la gestión emocional de los pequeños. Todo este proceso, inevitablemente, influye en su aprendizaje.

– ¿Nos olvidamos los adultos de las necesidades de los niños en todo, y también en la educación?

Me preocupa observar que muchas veces seguimos interpretando la infancia desde los parámetros del adulto, organizándoles «jornadas de trabajo» diario tan extensas como las nuestras. El estrés y la ansiedad están cada vez más presentes en niños y jóvenes. Por lo tanto, es de vital importancia que respetemos las diferentes etapas del desarrollo de los niños.

Por ejemplo, en la etapa de 0 a 6 años, es crucial que los niños exploren, se conozcan, aprendan a relacionarse con los demás y con el entorno, y se les ayude a ganar en independencia y autoestima. Al final de esta etapa, se le ha otorgado mucha importancia a la adquisición del proceso lectoescritor, cuando está demostrado que es necesaria una cierta madurez neurológica para poder afrontar este reto con suficientes garantías.

Por suerte, he conocido (y aprendido de) muchísimas maestras respetuosas con los ritmos de los pequeños, que les ayudan en la adquisición de destrezas psicomotrices y en el desarrollo de la conciencia fonológica. Forzar es un grave error; en cambio, fomentar, estimular y acompañar son clave para poder ir introduciendo, poco a poco, aprendizajes más complejos en función del desarrollo individual de cada niño.

– Como profesor… ¿Cuál sería para ti la fórmula que garantizaría una mejor relación entre madres, padres y docentes?

No soy muy de dar «recetas mágicas»€ En cambio, leer, investigar y aprender de los demás me proporciona cierta tranquilidad a la hora de tomar y justificar mis decisiones.

Puede parecer un tópico, pero lo cierto es que cada centro tiene un entorno y un contexto determinado, del mismo modo que los valores y las creencias de las familias en un mismo centro pueden ser diversas. Creo que el camino correcto debe ir por conocer la realidad de los alumnos y las familias con las que trabajamos, para poder ir creando lazos que desemboquen en una verdadera comunidad educativa.

Personalmente, desde la profesionalidad que se nos presupone, suelo huir de posicionamientos absolutos y busco establecer relaciones que se sustenten en la confianza y el respeto. Trato de hablar con franqueza en base a mi experiencia y a razonamientos pedagógicos, estableciendo planes de actuación en los que el beneficiado siempre sea el alumno.

El mejor colegio del mundo busca propiciar la buena relación entre madres, padres y docentes.

– ¿Hasta qué punto esta mala relación se debe a la perdida de prestigio que ha sufrido la profesión de maestro?

No me gusta buscar culpables, creo que es un ejercicio inútil en tanto en cuanto se centra en el problema y no en buscar soluciones. Es evidente que, a pesar de lo que digan nuestros representantes políticos, la Educación no es una de sus prioridades. Como muestra, me decepcionó profundamente comprobar que en el primer debate electoral a penas se dedicasen 50 segundos a hablar del tema, ¡entre los cuatro candidatos! Por desgracia, es evidente que esta falta real de interés es permeable a todos los estratos de la sociedad.

Por otro lado, y con sinceridad, no considero que las situaciones de mala relación se produzcan por un desprestigio de la profesión de maestro. Como decía anteriormente, estamos hablando de relaciones personales-profesionales, por lo que es necesario analizar cada caso en su contexto y ver qué está en nuestra mano para mejorarlo.

– La confianza, la base de cualquier relación. ¿Crees que no existe esa confianza entre madres, padres y docentes?

Sin duda, junto al respeto, la confianza es la base. Porque así lo he experimentado y comprobado, existen muchos casos en los que la confianza, y por extensión la relación entre familias y docentes, es buena.

Sin embargo, si aceptásemos como premisa que no hay una buena relación familia-escuela, creo que es muy importante considerar el factor «tiempo». Por un lado, es necesaria una conciliación real si queremos que las familias se involucren de verdad en la comunidad educativa. Por otro, es fundamental que se bajen las ratios y se racionalicen los horarios para que los docentes puedan investigar y dedicar mucho más tiempo a atender a todos esos padres y madres con los que trabajar conjuntamente. ¿Qué tipo de relación se puede establecer con dos o tres tutorías al año de unos treinta minutos cada una?

– Los famosos grupos de Whatsapp de padres donde se critica a profesores ¿Fomentan ese desencuentro? ¿Deberían desaparecer?

Los grupos de Whatsapp no me gustan. ¿Deberían desaparecer? ¿Prohibirlos? Tampoco tiene mucho sentido puesto que está plenamente instaurado en diversos ámbitos de nuestro día a día.

Del mismo modo, en la actualidad existen muchísimos medios con los que los centros educativos y los docentes pueden abrir canales de comunicación con las familias. Cuanto más fluida y constante se esa comunicación, menos necesidad tendrán los padres de tratar de conseguir información por otros canales que no sean tan directos.


https://www.diarioinformacion.com/crecer-y-aprender/2019/04/28/familias-docentes-son-pilares-equilibran/2143179.html

Mar Romera: «Los profesores que no están motivados deberían salir de las escuelas»

La profesora y pedagoga resalta la importancia de los docentes y los padres en la educación de los niños en su nuevo libro, ‘La escuela que quiero’

ÁLVARO SOTO,Madrid. Domingo, 20 enero 2019

La profesora y pedagoga Mar Romera (Heidenheim, Alemania, 1967) propone una educación en la que el protagonismo principal lo tengan los niños; después de ellos, los profesores y los padres, y al final, los políticos. La maestra granadina, un referente de la educación en España, publica ‘La escuela que quiero’ (Destino).

Romera cree que la pedagogía del siglo XXI necesita un nuevo enfoque. «Educamos desde pequeños a nuestros hijos pensando en que el objetivo debe ser que saquen buenas notas en la universidad, cuando en el futuro, lo más importante para que sean personas competentes es que desarrollen la capacidad de interpretar la información y de adaptarse a los cambios», cuenta.

Esta adaptación no pasa necesariamente por una educación basada en las nuevas tecnologías, opina Romera. «Tienen que formar parte del acto de la educación, pero no pueden sustituir a los referentes humanos. No podemos expulsar de las aulas la literatura o el arte. La tecnología es importante, pero los docentes lo son mucho más», afirma. «Un niño con un artefacto digital puede aprender los colores, pero no así no se respeta su proceso de madurez. Para madurar, necesita tiempo, jugar, tratar con iguales… Y el siglo XXI nos ha robado a los iguales y nos ha robado el tiempo», indica.

En su opinión, «los profesores que no estén motivados no deberían estar en las escuelas». «La formación universitaria de magisterio debe cambiar y la sociedad tiene que querer y respetar mucho a los profesores», subraya.

La autora incide en la necesidad de que los padres tomen conciencia de su papel en la educación de los niños, más importante que el de la escuela. «Los hijos van a ver y a escuchar siempre a sus padres, que deben ser sus referentes seguros, no sus amigos, poniendo límites y normas basados en el respeto y en el amor incondicional», subraya. Los pequeños no tienen que estar «ni sobreprotegidso ni sobreestimulados», dice Romera, que aconseja a los padres algo muy sencillo a la hora de buscar un colegio para sus hijos: «El que esté más cerca de casa. Vivimos una época de marketing y las escuelas no son ajenas a ello. Todas quieren estar arriba en los rankings y se ponen en venta, vendiendo, a su vez, recursos que no son importantes».

En el debate de los deberes, la posición de Romera es clara: «No se puede decir que no a los deberes por decreto. Tenemos que hacer que la escuela sea tan estimulante que lo que ocurra ahí lo cuenten luego a los padres en casa y al revés, que lo que ocurra en casa lo cuenten en la escuela. De esta manera, los niños van a pedir siempre más información y van a querer aprender sin deberes».

Los políticos, afirma Romera, tienen «muy buenas intenciones», admite, pero se preocupan «por buenos resultados y estadísticas». «Pero lo que debemos mirar de verdad es que ningún niño se quede fuera del sistema, aunque tenga necesidades especiales: en ese caso, hay que proporcionarle lo que necesite. Cuando un alumno fracasa, es el sistema el que está fracasando», agrega. ¿Consenso entre los partidos para las leyes educativas? «Es imprescindible, aunque muy difícil de conseguir. No podemos pedirles consensos cuando nosotros, los ciudadanos, no somos capaces de llegar a casi ningún acuerdo porque estamos perdiendo la capacidad de escuchar», subraya.

La escuela que quiero. En busca del sentido común: pedagogía de altura contada desde el suelo

Escoger la escuela que queremos para nuestros niñas y niños es seguramente una de las tareas más complicadas a la que nos enfrentamos como sociedad. Como lo es para nuestros docentes poder elegir el centro donde les gustaría poder trabajar. Son muchos los aspectos a tener en cuenta, y también son muchas las diferencias entre el recuerdo escolar, que tenemos cada uno de nosotros, y las tendencias y necesidades pedagógicas de hoy en día.
Para hacer este camino, Mar Romera nos propone un viaje que nos trasportará desde el recuerdo de nuestra educación hasta al presente -e incluso el futuro- educativo de los niños y niñas de hoy. Y lo hace con la mirada puesta en cada uno de los que participan en la educación. Porque nuestra perspectiva como madres y padres o como docentes no puede limitarse a repetir lo que conocemos o a buscar la opción más antitética, ni  tampoco a no replantearnos las cosas porque siempre las hemos visto hacer de un mismo modo. La perspectiva sobre la educación tiene que estar viva, y en constante evolución. Mar Romera nos habla de la sociedad que queremos construir, de la importancia del conocimiento de los docentes y, muy importante, de la propia mirada de los niños y niñas, porque son ellos, en definitiva, los protagonistas de esta nueva etapa.
Este es el primer libro que plantea las preguntas clave que una familia debe hacerse antes de decidir qué escuela que quiere para sus hijos/as, y que un profesor/a debe plantearse sistemáticamente sobre su oficio.

Un libro de cabecera para familias y docentes.

I les famílies, com les acompanyem en la tasca d’educar? Però, per què a la pràctica és una tasca complexa, encara?


Un dels aspectes més rellevants en l’èxit escolar és la relació positiva entre les famílies i les escoles. En aquest sentit, acompanyar les famílies en la tasca educativa passa, en bona mesura, per conèixer els seus neguits i les pors, facilitar la coherència entre el relat que l’infant viu a l’escola i a casa i, en definitiva, canviar la mirada per entendre que tots sumem, fem equip.

Sílvia Blanch

Mai com fins ara hi ha hagut un acord més unànime de la importància de l’acompanyament a l’escolaritat de les famílies i per tant, la necessitat de col·laboració entre la família i els centres educatius. Però, per què a la pràctica és una tasca complexa, encara?

Una de les barreres més difícils de salvar són les nostres pròpies creences, és a dir, aquelles idees que tenim de l’altra, de la seva funció i actitud. Aquestes idees generen unes expectatives que d’alguna manera ens delaten quan actuem. Per exemple, si una mestra li diu a un company: “Ja està bé que la família del Biel no em faci cas, jo sé el que els convé” ; denota unes creences d’expertesa, de superioritat, de relació desigual. A més a més, mostra expectatives poc acurades al esperar que facin el que ella dia, i no pot entendre com no acceptin la seva ajuda (que segurament no han demanat).

Per contra, si davant de la mateixa situació la mestra diu al company: “Veig que el Biel pateix perquè està molt sol, des de l’escola podem reunir-nos i veure què hi podem fer…” i a més a més, també parla amb la família i els diu: “Parlem del Biel, a l’escola veig que està molta estona sol i se’l veu trist, què podem fer perquè el Biel pugui sentir-se millor? Què se us acut? Potser podríem….”, aquesta mestra denota una concepció més col·laborativa, on el saber és compartit, cadascú coneix el Biel d’una manera i en un context, posant a la famílies al davant, ja que té molt més coneixent dels propi fill.

Fa uns dies, una antiga alumna m’explicava que va començar la seva primera feina a final de curs, fent una substitució a l’estança de 2-3 anys. La primera setmana, sola, amb uns 20 infants, oblida treure el bolquer d’un nen desprès de la migdiada (n’hi ha que el porten tota l’estona i d’altres només per dormir). La mare de l’infant en qüestió, via agenda, li escriu “estaria molt bé que el meu fill sortís sense bolquer, no com divendres”. En aquest cas, la mare està disgustada amb la situació de baixa de la mestra titular i desconfia de la capacitat de la mestra nova. La desconfiança que li genera la situació crea una resposta que en comptes d’ajudar, crea tensió i més distància entre totes dues. I em pregunto, com s’ha fet el traspàs? Con s’ha acompanyat a la mestra nova i a les famílies?

Si la recerca exposa que un dels aspectes més rellevants en l’èxit escolar és la comunicació en relació a l’escola en el context familiar, com podem fomentar que les famílies coneguin l’escola, a les mestres, què s’hi fa, amb qui i com, per poder-ne parlar a casa? Com podem facilitar que cada infant pugui fer una narrativa de la seva història que sigui coherent amb el que hi ha a casa i a l’escola?

Penso que l’acompanyament comença des del primer dia en que una família visita l’escola: quina impressió té de l’edifici, amb quina actitud la reben, quina informació i proximitat hi ha, com són les altres famílies…aquestes trobades inicials generen una primera impressió i unes expectatives que costarà canviar.

D’altra banda, per poder col·laborar és imprescindible interessar-se per l’altra i  conèixer més sobre ella, però això només passa si tinc moments compartits. En aquest sentit, aspectes organitzatius com les entrades i sortides “lentes”, és a dir, aquelles que deixen un marge ampli per arribar i iniciar el dia a l’escola. En aquest cas, el fet d’entrar a l’escola  i  estar una estona amb els infants faciliten 3 aspectes bàsics:

  1. Coneixença. Del propi fill, dels seus companys, de la mestra, dels espais, de les propostes…
  2. Vincles. Al ser-hi hi ha la oportunitat de mirar-se amb altres, de comentar, de trobar punts en comú, de sentir-se part d’una comunitat.
  3. Confiança. La coneixença, la impotència de l’infant i els vincles que es van forjant, possibiliten complicitats que generen confiança.

Una altra oportunitat són les trobades d’inici de curs, on es presenta un moment ideal per conèixer-nos, per saber què esperen les famílies i per compartir unes trobades participatives on es creïn més complicitats. Aquestes trobades haurien de repetir-se en altres moments del curs, de manera grupal i individual.

Així, doncs, què podem fer per acompanyar  a les famílies en l’educació?  creure que tots sumem, fer equip, obrir portes de forma planificada, consensuada i amb sentit, por conèixer-nos i oferir un context on les famílies poden tenir altres models, compartir neguits i fer xarxa amb les altres famílies.

Però el més important som nosaltres, la nostra actitud i fer un treball intern per poder analitzar els neguits, les pors i exposar les creences per canviar la mirada  de manera autèntica, erradicant frases tòxiques de l’estil “com cada dilluns ja venen espatllats de casa”. Treballar en equip és com un puzle, entendre que cada un de nosaltres té una peça clau i un lloc, així,  junts fem possible anar més enllà en benefici dels infants, tenint en compte que la organització de la jugada i el primer moviment, toca fer-ho des de l’escola.

[ Sílvia Blanch va intervenir al XXIXè Fòrum Local d’Educació “El treball amb les famílies des del món local” el passat 26 de novembre.  Aquí podeu trobar-ne més informació]

Pobreza, desigualdad y educación

Esta semana se ha presentado el III Informe sobre desigualdad de la Fundación Alternativas

El umbral de renta para establecer quien es pobre varía mucho con el ciclo económico

El abandono educativo ha aumentado en las familias más pobres, mientras disminuía en el resto

¿Quién es pobre? Según Eurostat, en España es pobre una persona con una renta equivalente neta de 760€ al mes, mientras que en Rumanía, descontando el efecto de que el coste de la vida es diferente, la frontera de pobreza está en  240€. Estos datos se refieren a 2016, último año disponible. Si miramos la evolución temporal, en España la frontera de pobreza (descontada la inflación), varía, en números redondos, entre 800€ en 2008 a 650€ en 2013 (para hacer la estimación de la frontera de pobreza para una familia con dos personas adultas y dos menores, que llamaremos “familia tipo”, habría que multiplicar por 2,1). Si todavía queremos complicar todo esto un poco más, o dicho de otra forma, ser más realistas, debemos tener en cuenta que el coste de la vida puede variar considerablemente dentro de un mismo país.

Con los datos anteriores quiero llamar la atención sobre el hecho de que por un lado, le damos mucha importancia a los efectos de la pobreza sobre el éxito educativo. Pero por otro, la definición que estamos manejando de pobre varía considerablemente, en un país a lo largo de unos pocos años, o en un mismo año, entre países o dentro de un país. Hasta cierto punto tiene sentido que manejemos un concepto de pobreza relativo, pues las condiciones de vida mínimas siempre se establecen en un contexto social dado. El padre del liberalismo, Adam Smith, ya señaló, con una metáfora del siglo XVIII, que pobre es quien no tiene una camisa nueva para ir a misa, es decir, quien no mantiene cierto mínimo de condiciones dignas para el estándar de la época.

Por un lado, no es lo mismo ser pobre si la sanidad está universalizada y es de calidad, o no. Por otro, desde el punto de vista de los efectos más nocivos de la pobreza, no es lo mismo ser pobre cuando la frontera estaba para una “familia tipo”en 1.680€ que en 1.365€. El hecho de que una familia sea consideraba pobre o no con 1.500€ dependerá si tomamos la medición en 2008 o en 2013. ¿En 2008 vivir con 1.500€ era devastador mientras que en 2013 suponía gozar del confort del sueño de la clase media?

Para entender mejor la relación entre pobreza y educación debemos tener en cuenta unos umbrales de renta que no oscilen tanto con el ciclo económico, aunque ello suponga cierta distancia con la definición de pobre que cada año facilita el INE: el 60% del promedio (mediana) de la renta disponible de las familias de un país dado en el año considerado. Al estar vinculada a un promedio, la frontera de pobreza, más que reflejar las condiciones de vida de los pobres, refleja si hay mucha distancia entre los que tienen poco con el promedio del país y momento que les tocó vivir. Si bien así incorporamos la idea de que se es pobre con respecto a un contexto social, por otro hay tanta variación en los umbrales de renta que hacen que nos cueste entender la forma en que opera la pobreza sobre diversos problemas.

El indicador de pobreza que estamos manejando en la Unión Europea es insensible al empeoramiento de las condiciones de vida durante el ciclo económico, y además, al ser tan variable, dificulta que entendamos bien cómo produce sus efectos sobre la educación. Realmente, es más un indicador de desigualdad que de pobreza.

En el Tercer Informe sobre la Desigualdad en España de la Fundación Alternativas, presentado esta semana, reflexionamos sobre este tipo de cuestiones. Para entender mejor qué ha pasado durante la crisis, “anclamos” los niveles de renta, es decir, tomamos el umbral de un año dado para analizar todo el ciclo económico. En el caso de la educación, encontramos que el abandono educativo tiende a disminuir en todos los tramos de renta, con una importante excepción. En el tramo de personas más pobres, unos 670€  mensuales netos de una “familia tipo”, el abandono educativo temprano aumentó en la época de crisis. De esta forma, la crisis, junto con el recorte de la inversión en educación se ha cebado en las familias más pobres, mientras que el resto ha aprovechado la crisis para mejorar el rendimiento educativo de sus jóvenes.

EL DIARIO.ES

https://www.eldiario.es/zonacritica/Pobreza-desigualdad-educacion_6_818978119.html

Lambda participa el 13 de mayo en el Día de las Familias

La alameda de Bétera acoge el próximo 13 de mayo el Día de las Familias. La celebración, que tendrá lugar entre las 10 y las 14 horas del domingo, contará con la participación de Lambda. El evento estará amenizado con música y teatro, así como actividades educativas y lúdicas.

Lambda estará presente con la #BibliotecaDeColors, una iniciativa que ofrece una selección de libros de temática LGTBI. Además, los miembros del colectivo también facilitarán información sobre diversidad sexual, género y familiar.